La investigación es un placer

La ciencia, deprovista de falsas apariencias y fundada en observaciones rigurosas,
nos han enseñado acerca de los fenómenos del universo. Pero este
espectáculo de la naturaleza no sería completo sino considerásemos
cómo se refleja en el pensamiento y en la imaginación dispuesta a las emociones poéticas.

Alexander von Humboldt

Omar Parra Rozo

Universidad Santo Tomás. Carrera 9 N 72-90, Bogotá, Colombia. omarparra@correo.usta.edu.co


RESUMEN

Cuando se plantea un proyecto, se desarrolla y se observa el producto, puede sirgir el cuentionamiento acerca de aquello que nos impulsa a investigar, a buscar la verdad, a preguntamos por la esencia misma de la investigación, y a cuestionamos sobre las razones por las cuales investigamos, por el interés que ésta despierta, y por el resultado esperado. Pero, más allá de las revelaciones técnicas, científicas o metodológicas, encontramos unas respuestas que están enmarcadas en la sensibilidad del ser humano que investiga, relacionadas con lo agradable y lo placentero. En la tarea investigativa se aúnan los esfuerzos, los intereses y las perspectivas personales, para lograr un trabajo en equipo, a la manera de los enanitos del cuento infantil de Blancanieves, donde cada uno cumple una labor cuya suma arroja un trabajo colectivo que, a su vez, estimula e impulsa la consecución de una meta. Una vez superadas las dificultades en el complejo camino de la investigación, se tiene la oportunidad del disfrute, del logro alcanzado, del placer, de la felicidad, entendiendo las diversas maneras de interpretar y de acercarse a la realidad. La investigación debe abordarse con placidez, con alegría, con entusiasmo. Ese es el compromiso y el fin: buscar la felicidad.

PALABRA CLAVE

Investigación, felicidad, placer, trabajo en equipo, camino, obstáculos, realidad, ciencia, arte, estética.


Reaching is a Pleasure

ABSTRACT

When thinking about a project or developing and observing a product, queries can emerge regarding what compels us to investigate, to seek the true, to query about the very essence of research and to inquire our reasons for investigate, for the interests it arises and for the expected results. However, beyond technical, scientific or methodological findings, we find some answers determined by the humane being sensibility of the researcher, that are related to what is agreeable and pleasant.

In the research activity, efforts, interests and personal views are geared to achieve a team work, as the dwarves of the fairy tale "Snow White and the Seven Dwarves," where each of them performs a specific task and the sum of all tasks produces a collective work that, in turn, fosters and promotes a goal achievement. Once the difficulties are overcome in the complex road of research, there is the opportunity of enjoying the achieved goal, the pleasure, the happiness, while understanding the diverse ways of interpreting and approaching to reality. Research has to be approached with pleasure, happiness and enthusiasm. That is the commitment and aim: the pursuit of happiness.

KEY WORDS

Investigation, happiness, pleasure, team work, road, abstacles, reality, science, art, aesthetics.


Pesquisar é um prazer

RESUMO

Depois de desenhar um projeto, desenvolver e observar o produto, é possível perguntar-se que empurra-nos a pesquisar, a procurar a verdade, a questionar-nos sobre a essência e as ra çõe s da pesquisa, o interesse que esta desperta e o resultado desejado.

No entanto, para lá das revela çõe s técnicas, científicas e metodológicas, tem algumas respostas dependentes da sensibilidade do pesquisador, relacionadas com o agradável e o prazenteiro. Na pesquisa s ã o unidos esfor ços , interesses e perspectivas pessoais para trabalhar em equipe, como os anáos do conto infantil Branca-de-Neve, no que a soma das fun çõe s individuais produz um trabalho coletivo que anima e leva a conseguir um alvo. Quando as dificuldades do complexo caminho da pesquisa s ã o superadas, surge a alegria, o prazer, a felicidade por compreender as diversas maneiras de interpretar e chegar à realidade.

PALAVRAS-CHAVES

Perquisa, felicidade, prazer, trabalho em equipe caminho, obstáculos, realidad, ciência, arte, estética.


Aveces uno puede elegir. Ojalá pudiéramos hacerlo siempre. Al investigar acerca de un tema que nos asalta cada día: la gestión, la construcción, el manejo, la administración y otros tantos epítetos, quisiéramos abordarlo de una manera sencilla, amable, placentera, feliz, como deben ser los acontecimientos que rodean la vida.

Los seres humanos tenemos pensamientos diversos, fines distintos, ni más faltaba que fuéramos un conjunto serial. Nuestra heterogeneidad corresponde con nuestra personalidad. Cada uno de nosotros constituye un universo, un mundo pleno de metas, compromisos y proyectos, sobre todo esto último. Lo que nos salva, dentro de tantas diferencias, son dos propósitos comunes que se funden y constituyen, probablemente, uno sólo: investigar y gestionar la investigación.

La vida diaria, la ciencia y el arte tienen mucho en común. Cada campo tiene un universo que sostiene, a su vez, otro universo. De alguna manera somos afortunados por estar incrustados en alguno de estos ámbitos. Como transeúntes de la vida tenemos un compromiso con nosotros mismos y con quienes nos rodean. Como científicos tenemos que apuntar a explicar el mundo tratando de promover el progreso y el adelanto sin demeritar el ser humano, y como artistas debemos interpretar la realidad de una manera bella -en el sentido estricto del término-, amena y consecuente. El resultado puede ser maravilloso, podemos buscar la verdad o intentar alcanzarla de forma agradable y placentera, lo contrario sería atentar contra la vida y la existencia.

Mientras sintamos placer en lo que hacemos, mientras tengamos un ápice de humor tendremos un mínimo de querencia por lo que forjamos; lo opuesto será una exigencia, un sentimiento que nos obliga a laborar, a investigar porque toca hacerlo, porque de lo contrario quedamos fuera del planeamiento. Nuestros proyectos y nuestros resultados, cualquiera que ellos sean: unos hijos, un trabajo comunitario, un libro, una teoría, una aplicación, un análisis, un artículo, una clase, una tarea, constituyen una magia de la existencia, un ligero acercamiento a la vida. Cuando planteamos un proyecto, cuando lo desarrollamos, y cuando observamos el producto, nos podemos percatar que el mismo forma parte de un plan mayor, similar a los pasos de los obreros que confeccionaban las piedras con las que se construían las grandes pirámides egipcias o las monumentales catedrales medievales.

Siguiendo los presupuestos que nos reúnen en torno a la implementación de propuestas, a la realización de investigaciones, a su administración y gestión, a las posibilidades de sostenimiento de los proyectos investigativos, a las formas diversas de su mantenimiento, a las posibilidades de intercambio, de interacción, de cooperación institucional, interinstitucional, grupal, regional, nacional e internacional, surge el cuestionamiento por aquello que nos impulsa a investigar, a buscar la verdad, a la razón y la esencia misma de la investigación, al porqué y para qué lo hacemos. Ojalá que las respuestas que encontremos nos lleven más allá del comentario elemental que conduce a la sobrevivencia simple.

En el año 2005 la comunidad académica celebró con bombos y platillos los cuatro siglos de existencia de un personaje que se encuentra en varios millones de casas, y que ha sido visto caminando por sus pasillos, tocando sus puertas, asomándose a las ventanas, subiendo y bajando las escaleras, atisbando el paisaje desde el tejado, dejando pasar la vida, trepando a los árboles de nuestra imaginación e irrumpiendo en nuestros sueños y querencias. El máximo representante del humor, el burlador de la ciencia, el arte, la vida y la muerte mismas, tanto que "fue el espantajo y el coco y tuvo por ventura vivir cuerdo y morir loco" (1).

Hago alusión a Don Quijote quien, junto con Sancho Panza, establecen un juego en el cual entrecruzan la realidad y la ficción burlándose de una y otra en un eterno vaivén. En todo es posible incursionar. Sobre todo se puede indagar. Todo se puede cuestionar, investigar. Estos dos personajes constituyen los máximos símbolos del humor fino, de la alegría de vivir y de sentir, del placer de la creación y la búsqueda, del abordaje de la existencia con un sentido irónico y juguetón, placentero; muestra palpable de la irrupción de la risa en la existencia, en cada uno de los días de nuestro caminar. La relación dialéctica y vivencial, y la búsqueda de la verdad que tanto perseguimos en nuestro quehacer investigativo se ven claramente reflejadas en la intencionalidad primera de Cervantes: la verdad que se esconde detrás de los molinos de viento, la verdad que estructura y da forma a un proyecto investigativo, lo esencial del trabajo, de la gestión, de la búsqueda:

De estos renglones, como de cada una de las ideas de esta obra genial, podemos extractar dos términos que nos vienen como "anillo al dedo": cuento y verdad. Cuento, porque de ellos está llena la vida y la sobrevivencia, del narrar y del contar lo que sucede, lo que acontece y lo que probablemente vendrá. Cuentos que tratan de explicar desde lo trascendente, el sentido de nuestra existencia. Cuentos que con un lenguaje preciso, exacto, científico, interpretan la realidad; narraciones que pintan el mundo desde lo estético o, simplemente, cuentos que, desde el diario vivir muestran la existencia con ojos cotidianos, casi siempre plenos de burla. Todos ellos enseñando, haciendo que el hombre sobreviva.

En nuestra profesión de educadores e investigadores existen marcadas tendencias artísticas que se contraponen constantemente con la búsqueda científica de explicaciones para acercamos a la realidad. En esta búsqueda constante jamás estamos satisfechos. Vivimos y sentimos un contexto permanente, cambiante, una historia que cada día se alimenta, un proceso investigativo cotidiano que renace al abrir los ojos, al preguntamos cada mañana sobre lo que nos deparará el día y sobre el repaso de los acontecimientos, sobre lo que pudo ser y no fue, lo que puede ser y la forma de acercamos a esa probabilidad. ¿Qué más cercano a una investigación?

Estamos habituados a contar. Contamos nuestros sucesos, repasamos, confiamos nuestros más íntimos secretos a un amigo o a una amiga y pedimos su opinión, así como un organismo muy complejo pedirá la opinión de un par académico, de un par científico. Los contrastes de la ciencia y del arte también son los contrastes de la vida sencilla. Contamos, narramos, necesitamos que alguien nos vea el proyecto, que alguien lo revise, que algún científico de renombre dé un juicio de valor, tan valioso como la opinión de un amigo sobre un trozo de la vida que puede determinar la suerte y el futuro de un proyecto, del proyecto más valioso, de mi existencia, por ejemplo.

Contar, decíamos, es un acto humano determinante. Un viejo proverbio oriental reza que "la noche ha terminado, y mi historia.no está terminada ¿Qué culpa tiene la noche?" Exactamente ese es el nudo de la trama. La realidad se encuentra ahí, lo que yo interprete de ella desde mi punto de vista científico, artístico o cotidiano no es la realidad en sí, no es la noche, pero sí es el proceso que me acerca a ella, es lo que yo busco, la verdad, lo que me aproxima a la noche.

Xavier Zubiri (2), durante la entrega del Premio Ramón y Cajal a dos grandes investigadores españoles, en octubre de 1982, disertó sobre qué es investigar, 1 y desarrolló su temática alrededor de la captación de la realidad. Precisamente este filósofo manifiesta que nosotros "evidentemente investigamos la verdad, pero no una verdad de nuestras afirmaciones, sino la verdad de la realidad misma"; agrega que nosotros los investigadores, más que una ocupación, tenemos una dedicación, en el sentido estricto de la palabra, una dedicación que "apunta a que la realidad verdadera configure nuestras mentes". La suma de realidades o el estudio de algunas fragmentaciones de ellas se puede abordar desde diferentes perspectivas: físicas, matemáticas, biológicas, astronómicas, sociales, históricas, filosóficas, entre otras. Zubiri no escatima argumentos para expresar que la investigación de la realidad no solamente es tarea inacabable, sino que la misma realidad es abierta y múltiple, y su abordaje, por supuesto, debe hacerse de la misma manera.

Las formas peculiares de mostrar la realidad nos llevan a las metáforas, a las alusiones, a las enseñanzas. Aparece en este momento una anécdota que pretende expresar la importancia de la realización de un proyecto por un grupo, juega con el símbolo y entremezcla los significados exactos con las posibilidades que brinda la recreación de palabras. Justamente, al tratar de explicar lo esencial de la elaboración de un proyecto me encontré una alegre alegoría.

En un lugar indeterminado (como suele ocurrir en todas las narraciones que quieren permanecer o enseñar) se encontraban reunidas cuatro personas (seguimos con elementos determinantes: las reuniones y las personas) con nombres especiales: Todos, Alguien, Cualquiera y Nadie (tratemos de no ignorar estos nombres, recordemos, por ejemplo, la importancia de Nadie en la Odisea) (3). 2 Vayamos a la narración:

El anterior galimatías muy parecido al juego en el que "Songo le dio a Borondongo, Borondongo le dio a Bernabé, Bernabé le pegó a Muchilanga y Muchilanga le dio a Bernabé", 3 es sencillamente el entorno en el cual nos enfrentamos a la planeación, la gestión y el feliz advenimiento de un proyecto. ¡Qué difícil fijar responsabilidades, planear actividades, concretar recursos, pensar en tiempos y espacios, planear y hacer realidad una idea, una fantasía, un sueño!

Uno suele encontrarse con que la definición de grupo connota un conjunto de personas o cosas reunidas en un mismo lugar, de manera presencial o virtual, con unos intereses colectivos, con un fin común o sencillamente con sus pretensiones particulares. En el ámbito investigativo usualmente se denomina como grupo aquello que debería ser más bien agrupación o equipo, y que tiene un fin común, un proyecto similar, una meta de todos y para todos. Razón tenían los enanitos de Blancanieves (4) 4 cuando, siendo tan disímiles en su pensar y actuar, teniendo cada uno una tarea específica que realizar, pudieron llegar a un acuerdo para tratar a la princesita e incluso fueron capaces de sobrellevar la carga de su fallecimiento, y de facilitar su resurrección y su unión eterna con el príncipe que la rescató de las garras de la muerte. Lo anterior no quiere decir que se eliminen las barreras personales, los intereses y las perspectivas de cada uno, por el contrario, que se aúnen esfuerzos para lograr lo que se persigue aunque en esa consecución se entre en el camino resbaladizo de la competencia. Un poco de competencia no hace mal, siempre y cuando no se quiera vituperar el accionar del compañero, y nos refiramos a un trozo de competencia que ayuda, estimula, impulsa a la consecución de la meta. Cada uno de los enanos del cuento cumplía una labor y todos tenían un punto en común, una labor colectiva; lo que estaba claro era que jamás iban a demeritar o a atentar el uno contra el otro o a eliminar el fin conjunto. En el momento de presentarse un problema, por ejemplo, en el momento en que Blancanieves llegó a la morada estrecha y exacta para ellos, los enanos se sorprendieron, se asombraron, se cuestionaron, debatieron, hicieron propuestas, buscaron respuestas y concerta ron en mantenerla en su casa, alimentarla y procurar su bienestar. Un caso similar ocurrió con el problema de la curiosidad, la ingenuidad, la confianza y la audacia con que Blancanieves tomó la manzana, la mordió y comprobó, en carne propia que había sido engañada, entrando en un trance muy cercano a la muerte, comprometiendo las advertencias y el cuidado que le habían prodigado sus anfitriones. Los enanos se enfrentaron al hecho, tuvieron que sobreponerse a la dura realidad, al fracaso de su plan de protección. Adoptaron, si se quiere, un plan de emergencia, transformaron el primer fin en un nuevo propósito y cuidaron de su princesa con la esperanza, con la seguridad, de que al final lIegarían a un resultado satisfactorio. El azar, si es que éste existe, trajo al príncipe. Los enanos no creían en él pero la realidad les comprobó que también el albur juega en el proceso de búsqueda de la felicidad. Al final todos quedaron contentos.

He traído esta narración, bella y muy conocida, y la he forzado una vez más, como la han forzado tantos otros críticos, estudiantes, profesores, investigadores con el fin de que se adapte a lo que queremos mostrar, al sencillo planteamiento sobre la investigación, la cual se transita por un camino tortuoso, complejo, lleno de obstáculos, de múltiples abismos y paredes inaccesibles que al final ceden y nos dan la oportunidad del disfrute, del logro, del placer, de la felicidad de la consecución de la meta, tanto como del regocijo por el camino recorrido.

Precisamente, la gestión de la investigación nos lleva a proponer, cuestionarnos, acercarnos a la manzana, tomar un trozo, agruparnos en semilleros, en equipos, para ir en pos de una meta, tratando de buscar soluciones, no sólo como los enanos de Blancanieves, sino como los amigos y los coequiperos que buscan ganar, ir en pos de un ideal, de una meta, en nuestro caso investigativo de forjar la verdad, de construirla, de hacerla nuestra. Lo anterior no constituye solamente una quimera y un cuento que se encuentra plasmado en una narración infantil, es una realidad, como lo fue la construcción del reconocido Massachusetts Institute of Technology (MIT), que desde 1861 viene combinando los esfuerzos, las ideas, las genialidades de tantos equipos que han dado la alegría y la tristeza a múltiples comunidades con inventos, teorías y aplicaciones que van desde los más novedosos y útiles aparatos hasta las más terroríficas herramientas de guerra. Pero traemos a cuento el MIT, no para adentrarnos en su núcleo, sino simplemente para ponerlo como ejemplo del trabajo en grupos de investigación que redundan en un proceso y un producto colectivos sin demeritar las personas y el trabajo de cada uno: una sana competencia. Los ejemplos se pueden ver claramente en los trabajos conjuntos, tanto como en los individuales; los aportes en el avance de la ciencia y de la tecnología son numerosos y están relacionados con los viajes espaciales, instrumentos militares, computadores e inteligencia artificial, entre otros. De igual forma, destacan personalidades, individualidades, científicos que trabajan en equipo, pero que no por ello pierden sus metas particulares. Sus oficinas y laboratorios han visto el trabajo de físicos y matemáticos extraordinarios, y por sus lares caminan actuales y futuros premios Nobel. También han cruzado sus senderos de aprendizaje y han contribuido al progreso humano, personalidades como Noam Chomsky, en lingüística; Vanevar Bush, creador de la World Wide Web (WWW), tan reconocida en nuestro ámbito investigativo, o Richard Stallmann, el fundador y promotor del software libre, entre otros muchos.

Reiteramos que para lograr la meta, los investigadores hacen propuestas, indagan, cruzan senderos escabrosos, salvan obstáculos, unidos, agrupados en semilleros y pequeños equipos que buscan soluciones, como los enanos trabajadores de Blancanieves o los dedicados científicos del MIT. Lo importante es que de una u otra manera competimos y encontramos la meta anhelada, la felicidad por la consecución del objetivo. Atrás quedan los debates interminables, las tentativas, las prácticas, los ensayos, logramos descubrir que el trozo de la manzana era el causante de la asfixia de Blancanieves, y compartimos con el ríncipe el culmen del proceso, pudimos vencer los obstáculos y visualizar que el cuento infantil, nuestro proceso de gestión, de investigación, al igual que en la narración, son interminables y persisten en el tiempo haciéndonos prever e intuir las segundas partes, el complemento, la aplicación y, en el mejor de los casos, otro cuento, una nueva investigación.

No podríamos ignorar, de ninguna manera, que podría suceder que la causa de la asfixia de nuestra heroína no se descubra, que el príncipe no llegue, que no intervenga el azar, que alguno de los enanos se arrepienta del proceso. Puede pasar que incluso no se dé el final que se esperaba, pero queda la satisfacción del deber cumplido, del intento por lograr la misión y, naturalmente, un reto y un nuevo horizonte que abre las perspectivas de un nuevo camino, de otra investigación o de un reproceso; también para eso estamos preparados o debemos estarlo, para poderle ganar de mano a la hechicera, a la madrastra que siempre quiso que nunca llegara el final feliz.

En nuestro diario trajinar, uno de los elementos comunes que encontramos es la falta de espíritu, individual y colectivo. Pareciera que uno como investigador tratara de luchar contra lo que rodea la investigación y no contra lo investigado. No se puede dejar de lado que el contexto marca y que la casita, por seguir con los enanos, nos da unas pautas de comportamiento que influyen en el proceso, no podemos pretender acomodamos a las siete camitas con la estatura y el peso de un gigante. El equilibrio de lo propuesto, la vivencia, el compromiso y el trabajo sí pueden desbordar la pequeña casa, por eso los enanos salían cada día a laborar, a introducirse en la mina, esa sí que ofrecía múltiples oportunidades, como las ofrece hoy la Internet. La mina de los enanos, tanto como las herramientas informáticas, alargan la residencia, el sitio de trabajo, amplían la casa, la hacen infinita; el río tormentoso de la información pretende romper los muros de los enanos, no cabe en ningún lugar, se ha desbordado.

Pero antes de abordar el medio y las posibilidades, de calcular si las paredes de la casita o de la mina resisten la estadía o la labor, hemos querido fijarnos en el espíritu y recalcar en esta idea como en un eterno estribillo; es el espíritu del investigador como individuo o como colectivo el que anima e impulsa el proceso, el que le da vida a la casita de los enanos, a ellos mismos: "¡ay jo, ay jo, vamos a trabajar!... ¡ay jo, ay jo, a casa a descansar!" Es probable que haya más casitas y más enanos, por supuesto, poco probable más Blancanieves y, muy difícil, la presencia de los príncipes, los cuales también andan escasos. Traspasar el terreno y lograr minar la desconfianza que se puede dar entre los enanos y entre las diversas casitas es uno de los propósitos que, hoy, llevan a formar conjuntos de casas, redes, conexiones que funden una casa con otra.

Hace unos días un científico que se ha dedicado a indagar por el papel de la investigación, de la ciencia y la educación, Koichiro Matsuura (5), director general de Unesco, aludiendo al Informe Mundial Hacia las sociedades del conocimiento, y a la sesión de los Coloquios del siglo XXI, ponía como ejemplo 5 a Singapur, un país que en 1965 rayaba en una pobreza absoluta y en una "economía subdesarrollada" con pocas posibilidades de sobrevivencia, y preguntaba: ¿qué hicieron? "Los poderes públicos aplicaron de forma resuelta una serie de políticas encaminadas a invertir en la educación, mejorar la capacitación técnica, incrementar la productividad y atraer a las empresas con alto valor añadido. Hoy el PIB de este país supera el de muchas naciones del hemisferio norte" (5).

Matsuura sigue citando otros ejemplos locales en el Perú, y nacionales como el de Finlandia y su lucha por salvar su economía, su industria y establecer niveles de vida justos. Todos los ejemplos derivan en procesos de inversión en educación, aprendizaje e investigación. Procesos que se hacen imperiosos en las instituciones, los países y las regiones y que, en principio, suponen un trabajo pequeño para luego constituirse en un trabajo grande y mancomunado, un trabajo de interacción y de cooperación grupal, institucional, interinstitucional y regional: "En las sociedades en red, la creatividad y las posibilidades de intercambio o aprovechamiento compartido se multiplican. Estas sociedades crean un contexto propicio al conocimiento, la innovación, la formación y la investigación" (5).

De múltiples maneras, el informe pretende llamar la atención a los investigadores, grupos, instituciones y naciones sobre la necesidad de inversión en educación, investigación, producción del conocimiento y redes. Mecanismo que no puede dilatarse, so pena de marginarse del acelerado progreso y de las transformaciones de una socie dad globalizada .

Naturalmente que las ideas que estamos esbozando no pueden conducirnos a una mirada trágica; por el contrario, queremos buscar alternativas, visualizar horizontes de gestión y apropiarnos de algunos elementos que faciliten nuestra tarea. Si bien es cierto que los planteamientos de Matsuura -que resumen el sentir del mundo investigativo- constituyen una obligación, también es cierto que acercarnos a ellos a través de nuestra tarea diaria de investigar y hacer gestión para la consecución de los diversos propósitos debe constituir una tarea placentera, debe gustarnos, agradarnos, máxime que cada hecho investigativo, cada camino que emprendemos están enraizados en cada minuto de nuestra existencia; no es sólo el tiempo laboral asignado para ello, es cada momento y entonces, ¿por qué no lo abordamos felizmente, placenteramente? Por ejemplo, teniendo en cuenta que nada se da por azar, el término tan manido de los CvLACS -que no es una marca de cereales o de helados-, resume nuestra vida, es la síntesis de nuestras actuaciones, de lo que hacemos, de nuestras experiencias, de nuestro diario quehacer, es el instrumento con el cual se registra nuestra producción. Lo que vamos investigando se plasma en esta herramienta, o sea, nuestra vida.

¿Qué es aquello que nos impulsa a conocer la realidad y hacerla nuestra? Éste es un interrogante complejo que, naturalmente, no se agota en unas cortas líneas ni en toda una vida. La capacidad de construir referentes, marcos desde los cuales nos aferramos a la necesidad de sobrevivir, sienta las bases investigativas y la forma de abordaje a la interpretación del contexto. Una forma particular se hará a través de la experimentación, de la ejecución experimental, del seguimiento de pautas, de la continuidad de una serie de tareas que, desde el punto de vista cotidiano, constituyen una manera de probar, de ensayar, de jugar a vivir y que, desde la ciencia, efectúan una contrastación entre afirmaciones e hipótesis y el desencadenamiento del fenómeno mismo. Entre tanto, en el arte, la interpretación va más hacia la manera de ver el mundo más allá, de encontrar su significado o su sentido exacto a través del símbolo, del lenguaje estético. En cualquiera de los casos, el acercamiento supone estructurar y ver el medio que nos rodea de diversas maneras. Aquí podemos visualizar la gestión, la que nos hace interpretar y abordar el problema, primero de una manera cotidiana sin mayor inconveniente; el obstáculo, como diría Bachelard, empieza cuando el abordaje debe mirarse desde otra perspectiva, y desde otra y otra más hasta acercarnos a lo esencial.

Lo anterior puede sonar extraño, pero detengámonos en un hecho sencillo; cuando conocemos una persona podemos apreciar una serie de cualidades o defectos que, inconscientemente, están cargados en nuestro interior. Si siempre me han fascinado los ojos negros de una mujer o los ojos verdes de un hombre, puedo limitar mi visión y maximizar las cualidades de la persona o, lo contrario, puedo afectarme negativamente si detesto dicho color o tengo un mal recuerdo de aquellos ojos. Oliver Sacks (6), profesor de neurología e investigador de diversos fenómenos que afectan al ser humano, presenta un caso neurológico en su obra Un antropólogo en Marte, en el que se refiere a un pintor que irónicamente queda ciego al color. Con un comentario de algunos apasionados del tema como Spinoza y el arco iris, Newton y la luz blanca y Wittgenstein con sus Observaciones sobre el color, aborda la problemática del pintor, privado de la vista, para quien su "perro marrón es gris oscuro. El zumo de tomate es negro y la televisión en color es un batiburrillo" (6). Un abordaje, desde otra perspectiva, lo haría Sábato con su inmortal ventanita, pintada por Juan Pablo Castel y observada por María Iribarne, la cual no supo nunca que ese sería el dispositivo que dispararía su propia muerte y la del pintor. Otra mirada la mostraría Sara mago con su Ensayo sobre la ceguera, y una más, quizás la más irónica, nos la mostraría Jorge Luis Borges, quien en el magistral Poema de los dones, expresa la "Maestría de Dios que con gran ironía le dio los libros y la noche", precisamente cuando lo nombraron bibliotecario y ya se estaba quedando ciego. Pero, para no entrar en tragedias, recordemos unos ojos que jamás podremos olvidar, aquellos de una narración colectiva, fruto de una creencia popular, contada bellamente por Perrault (7), Caperucita Roja :

- Abuelita, ¡qué orejas tan grande tiens!

- Son para oírte mejor.

- Abuelita, ¡qué ojos tan grades tienes!

- Son para verte mejor (7)

Los investigadores vemos, o debemos ver, valga el calificativo, con otra mirada, con otros ojos, desde otra perspectiva. He aquí el reto más importante para los que nos aventuramos por estos caminos de la gestión y de la búsqueda de la verdad.

Wassily Kandinsky, un moscovita genial, marcado por los colores, en especial por el negro, revive en su experiencia de creador un cuento de hadas que siempre lo asaltó y pinta en 1903 El jinete azul, como una forma de plasmar su acercamiento a la interpretación artística de la realidad. Para enfrentar un problema, en este caso a través de la pintura, tenía que ver la naturaleza desde otro punto de vista, comprender, intuir que hay diversas maneras de interpretar, de acercarse a la realidad, de hacerla nuestra. Tenemos aquí una característica esencial de la gestión. Poder colocar el obstáculo, el fenómeno, en un medio diferente al que se percibe previamente no es fácil, pero para ello existen los proyectos, o si no qué son éstos sino una mirada distinta de ver la realidad. Aquí empieza nuestro trabajo de gestores de la investigación: viendo, intuyendo de otra forma lo que nos rodea.

En el ámbito laboral suele escucharse una serie de premisas formuladas por los especialistas quienes aconsejan, de manera particular, que al salir del trabajo abandonemos lo que allí se trata, suspendamos las tareas, no las prolonguemos ni las traigamos a casa; irónicamente, en el campo escolar sucede exactamente lo contrario, algo no está bien. Prosigamos con lo primero, nos aconsejan dejar de lado todo aquello que nos preocupa, suspender la problemática que se encuentra en la diaria labor, pero ocurre que con los procesos investigativos no hay detención, la búsqueda es permanente, el camino nos asalta hasta las más altas horas de la noche y en los albores del día. Uno convive con su búsqueda, se compenetra con ella, la hace suya. El investigador Alejandro Moreno Olmedo (9), quien ha trabajado durante toda su existencia con el tópico de la investigación convivida, manifiesta que no es posible investigar si uno no está dentro de lo investigado:

Era necesaria una reflexión que sacara a la luz las raíces ocultas que daban vida a métodos y teorías y ver si era posible reconstruirlas.

Toda investigación, toda elaboración sobre algo, todo discurso es, al fin y al cabo, falso. Lo verdadero es la inmersión vital en la relación real (9).

Podría pensarse que dicha inserción está muy bien planteada para aplicaciones en los procesos concernientes al campo social, pero no; ciertamente, en los trabajos más exactos encontramos una interacción y una convivencia entre el sujeto que busca la verdad y lo buscado. Una "parcial identidad" permanente entre los dos. La investigación se une a la vida, el investigador y lo investigado constituyen un solo cuerpo, un solo proyecto, salvo que uno no esté convencido de ello, salvo que lo investigado y su proceso sean una obligación o una imposición, en cuyo caso el resultado será una suma de frustraciones y no una estela alegre, un conjunto placentero.

Johannes Kepler es, sin duda, uno de los más grandes científicos de la humanidad, símbolo del lenguaje exacto, a juicio de Stephen Hawking (10), uno de sus más apasionados admiradores, el mayor exponente del cálculo y la precisión:

La vida tormentosa del astrónomo alemán sólo se compensa por su afán de descubrimiento, por su innata vocación investigadora, por su constancia y su persecución de la felicidad, la cual sólo se la pudieron proporcionar sus descubrimientos. Cuentan sus biógrafos que un día de julio de 1595, en una de sus clases atinó a dibujar las órbitas de Saturno y de Júpiter y en medio de las rayas y coordenadas explicatorios trazó un triángulo que resultó equilátero. La idea de ver la génesis de la creación lo obsesionó y trató de aplicar la geometría pitagórica, trayendo los poliedros que podían ser representados "mediante figuras geométricas regulares". Su vida se fue tratando de demostrar matemáticamente por qué había cinco espacios entre los planetas existentes (Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, Júpiter y Saturno), de la misma manera como se le está yendo la existencia a algunos astrofísicos actuales tratando de comprobar si Plutón es o no un planeta, con la diferencia de los adelantos actuales y el contexto del sistema heliocéntrico y heliostático de Copérnico, entre otros aditamentos. Kepler se debatía entre el trabajo y la búsqueda de la explicación al misterio del orden universal. Los seis planetas existentes, con sus cinco espacios entre ellos, presentaban separaciones uniformes que podían explicarse matemáticamente.

El proceso investigativo, más allá de sus frustraciones personales, de su vida agitada, de sus afanes económicos, unido a una férrea disciplina, lo llevó a descubrimientos que cambiaron el rumbo de la ciencia. Nada era comparable a la alegría de encontrar cada descubrimiento, de sentir el placer de construir una nueva obra y de contribuir a interpretar el orden con el cual Dios había creado el universo:

Al final de sus días, Kepler logró plasmar en una de sus obras, Somnium, de una manera creativa y literaria sus creencias científicas y cotidianas, aún didácticas, mostrando unos viajeros del espacio que desde la Luna observan la Tierra. El científico que contempló la luz y las estrellas seguiría investigando más allá de la muerte, gozando su proceso como lo reza su epitafio: "Medí los cielos; ahora mediré las sombras de la tierra. Mi alma era del cielo, pero la sombra de mi cuerpo reposa aqui".

La investigación convivida, de la que habla Moreno, o la vida hecha investigación y búsqueda más allá de la muerte, que nos muestra Kepler, son caminos, constituyen senderos diversos, una convivencia que no puede centrarse sólo en aquellas "cosas serias"; si la investigación misma está en cada una de las actividades que desarrollamos, tiene que entremezclar lo cotidiano, lo exacto, lo estético. No quiere decir esto que si yo trabajo con el mapa del genoma humano tenga que estar enredado con la preparación del almuerzo o con un cuadro de Kandinsky, Leonardo o Rembrandt, aunque ¿por qué no?, si al fin y al cabo, tanto el almuerzo, como el cuadro y como el mapa en sí, son un resultado de lo que se entrecruza en mi cerebro, de lo que siento, de la forma como lo proyecto.

En su libro Una educaci6n sensorial, Rafael Argullo /(11) 6 nos manifiesta que la aprehensión de la realidad a través del arte, aparte de ser una profunda experiencia subjetiva, tiene un trasfondo de magia y de encanto. El arte no puede dejar de lado la vida, el placer, el sentimiento frente a lo que se enseña, se aprende y, naturalmente, a lo que se busca.

Mlodinov (12, 13), en el Arco iris de Feynman, un acercamiento al mundo cotidiano del científico norteamericano, nos enseña que el genial físico combinaba sus experimentos -los cuales cambiaron el mundo de la física- con su diario acontecer, sus investigaciones complejas y la belleza de un atardecer o la estética milagrosa de una flor. Una tarde, al estar trabajando en sus teorías físicas, Mlodinov, futuro profesor de física y autor de uno de los libros de geometría más estudiados, Euclid's Windows, siendo estudiante de física, le preguntó a su maestro Feynman- si era o no ridículo madurar. El físico le respondió que no estaba seguro, pero que una parte muy importante del proceso creativo era el juego:

Poco después, en un nuevo encuentro, Feynman observaba detenidamente un arco iris y comentaba sobre los mitos de las estrellas y el impacto que debería haber ocasionado este fenómeno. El núcleo del diálogo nos lleva a la esencia del placer investigativo, a su trasfondo:

Asentí con la cabeza.

El proceso investigativo se cruza con lo cotidiano, invade nuestra vida, pero nos causa un placer, nos da alegría, nos brinda la posibilidad de vivir, de acercarnos a los diversos fenómenos y palparlos de una manera diferente.

Al irnos acercando al punto central de nuestro planteamiento, bordeamos un tema que podría sorprender, causar un rechazo o inquietar; justamente quisimos combinar lo preciso con lo no preciso y manifestar que la investigación no solamente causa placer, sino que es un placer en sí misma.

El título original del libro de Feynman, El placer de descubrir (]3), apunta a esta idea, a la misma propuesta que pretende llevar la ciencia a los ámbitos más sencillos e, incluso, a los genios infantiles, como lo harían Einstein, Sagan, Asimov, Hoffman, Audoze y otros investigadores en física, bioquímica y demás disciplinas. Podría enumerar muchos otros científicos comprometidos con esta tarea de acoplar lo científico, con lo cotidiano y lo estético. Recordemos los juguetes de Galileo, los mapas de la física plasmados en la cara de Feynman para enseñar sus teorías en las clases y en las discusiones de grupo o, simplemente, el astrolabio, el reloj y el imán que siempre acompañaban a Guillermo de Baskerville en su andar hacia la investigación de lo que ocurría en una abadía de los Alpes italianos, en la célebre novela de Umberto Eco, El nombre de la rosa (14). 8

Al estudiar los científicos que, en los últimos tiempos, han tratado de acercar las ciencias al mundo cotidiano, necesariamente tenemos que nombrar al astrofísico francés Jean Audoze, quien en el año 2004 recibió el premio Kalinga de la Unesco, exactamente por llevar la ciencia al público en general, por mostrar que este lenguaje tiene fácil acceso y puede llegar a cualquier parte. Este científico, nos dice, sin mayor problema que:

Agrega en la misma entrevista que si algo hay que enseñar es a innovar, a investigar, a deambular por los museos, la política, la enseñanza mientras se piensa en la química y el origen del universo. Una frase que sintetiza su posición científica, su espíritu investigador y su sentido de la vida está plasmada en la respuesta a la pregunta acerca de la posibilidad de elegir un sendero, una meta, un campo para toda la vida. Su respuesta es contundente, la única posibilidad que le puede brindar placer y felicidad es la investigación.

La investigación tiene que suscitar placer, tiene que ser placer. Uno no puede entender que alguien estudie o investigue algo que no le gusta o que no le agrada, aunque casos se ven. Uno de los grandes monstruos de la física tuvo que trabajar en una oficina de patentes antes de trazar su teoría de la relatividad, pero siempre aconsejaba que abordáramos un problema con placer. Lewis Carroll (16), quien se equivocó con su profesión de docente, tal vez por el defecto físico de su voz, sentía un gran placer al escribir e, irónicamente, al contar y experimentar su gozo, el cual plasmóno solamente a través de su obra artística sino de su obra científica, tanto en Alicia en el país de las maravi//a~ como en Lógica simbólica y Curiosidades matemáticas, entre otras; además, en su cotidianidad construía juguetes y elaboraba juegos para pensar y disfrutar.

En su viaje por la vida El Principito se encuentra con la seriedad del hombre de negocios, la jocosidad del farolero, el sentir adulto del aviador, el afecto por su rosa, en fin, una mezcla de humor, seriedad, amor y risa. Exupery combina, magistralmente, lo cotidiano, lo científico, lo estético y lo trascendente a través de un investigador nato, de un buscador permanente. Mafalda también nos abruma con sus preguntas de la vida corriente, como lo hacen Calvin y Hobbes y el mismo Roald Hoffman con su teoría de las cuerdas y la búsqueda de explicación del mundo.

Es muy común pensar que la investigación se la debemos dejar a los profesionales que se dedican a este campo; probablemente a la gente aburrida, a los que no pueden dedicarse a otra cosa, a los que no son buenos docentes. También suele pensarse que la investigación, tanto como la enseñanza de la física, de las matemáticas, de la biología o de cualquier ciencia debe asignarse a personas "serias" y dedicadas que, aunque no tengan elementos didácticos puedan enseñarlas o que, aunque no manejen unos mínimos investigativos, puedan dedicarse a ello. Craso error. Los investigadores, tanto como los gestores de la investigación, aquellos que buscan los recursos y se idean de mil y una maneras cómo realizar un proyecto, somos seres humanos, llenos de virtudes y defectos, cada uno buscando una meta en la vida, pensando en ser buenos docentes, excelentes indagadores, buenos padres, prominentes científicos, artistas excepcionales o quizás pasajeros de la vida y, en el mejor de los casos, hombres felices. De cualquier manera, tendremos que abordar nuestra tarea con emoción y placidez, con alegría, con aprecio. Ese es el compromiso y ese es el fin: buscar la felicidad.

"No ha mucho tiempo", como diría Cervantes, en algunas de mis ponencias, en mis clases y en mis artículos, suelo traer un cuento, material de un test muy interesante, aplicado a unos niños de los primeros años escolares. Un cuento basado en una sencilla pregunta: ¿cómo hago para meter una jirafa en una nevera? La mayoría de las personas que tratan de responder el cuestiona miento nos brindan respuestas diversas, desde aquellas que manifiestan que reduciendo la jirafa, cortándola en pedazos, hasta otras que tratan de agrandar la nevera y unas más que quitan la puerta para generar mayor espacio. Casi a nadie se le ocurre que la respuesta es más sencilla de lo planteado: abriendo la puerta e introduciendo la jirafa en la nevera. A los niños sí se les ocurre la respuesta, a la mayoría de ellos.

El espíritu infantil ronda nuestro quehacer, el juego y el placer asaltan nuestra labor. Algo nos incita a tratar de explicar el trasfondo de la gestión, de la investigación o, quizás, a sembrar la duda acerca de los alcances y de las múltiples posibilidades y puertas que se abren para poder realizar un proyecto, para poder avanzar en nuestro quehacer investigativo.

No podríamos redondear estos planteamientos sin la alusión a una última pregunta, la cual va a ser respondida por alguien Que se define como un investigador de la vida, un gestor de ilusiones, un financiador del amor, mi amigo, el escritor Jairo Aníbal Niño (17):

¿Por Qué las jirafas tienen el cuello tan largo?

Las jirafas tienen el cuello tan largo

Porque necesitan mordisquear las altas hojas de los árboles

Para tener la ilusión de Que se alimentan de ventanas

La investigación debe seducir y ser seducida. El lenguaje es primordial. Yo puedo plantear el proyecto de una manera aburrida o puedo sentirlo y hacerlo sensible de una manera agradable. Yo puedo ser un investigador por obligación o ser un buscador Que persigue la verdad placentera mente. Empecé diciendo Que ojalá uno pudiera elegir y Que ojalá pudiéramos hacerlo algunas veces. Finalizo diciendo Que las puertas del placer siempre están abiertas, adentro se encuentra esperándonos la investigación, la búsqueda de la verdad.


1. Xavier Zubiri, uno de los más grandes filósofos españoles del siglo XX, en su libro sobre la Inteligencia sintientey, en general, en su obra, propugna porque la inteligencia es una forma de pensamiento hecha de emociones, en la cual se interrelaciona lo metafísico con lo cotidiano. Es un discurso espléndido muestra el papel del investigador, el buscador de la verdad, del indagador, del filósofo que tiene como profesión vivir intelectivamente, profesar la realidad verdadera..

2. Homero narra en la Odisea cómo el rey de los ardides, Ulises, engaña al cíclope Polifemo, el cual estaba devorando a su tripulación. Llega a la cueva del cíclope diciéndole que él es Nadie y que viene a implorarle por su vida. Lo emborracha y le saca el único ojo que tenía. Polifemo grita desesperado que Nadie lo ha dejado ciego y sus compañeros no le hacen caso porque piensan que se está burlando de ellos. Esta temática es trabajada posteriormente por muchos escritores. Llama la atención el juego de palabras y el tratamiento del humor para salvar la vida y proseguir el viaje..

3. Esta alusión se hace con el referente de la célebre canción Burundanga , del compositor Oscar Muñoz Bouffartique/Bembe, inmortalizada por la Sonora Matancera y Celia Cruz; en ella se juega con el lenguaje y se produce un placer estético auditivo que contagia e invita a la danza, añ jolgorio.

4.Blancanieves es un cuento popular muy célebre. Tal vez la versión más conocida es la de los hemanos Grimm. Estas narraciones poseen una estructura que llega al alma sensible e infantil. Son cuentos para ser escuchados, sentidos y aprehendidos. Estos relatos han sufrido modificaciones, tergiversaciones y la esencia persiste. Por ejemplo, el mismo Bruno Bettelheim, estudioso de los cuentos de hadas, ensayó el cambio del final de algunos de ellos y pudo comprobar que los lectores infantiles le reclamaron por haber cambiado el final del cuento, justamente el de Blancanieves .

5.Matsuura, Koichiro, abogado y economista japonés, muy preocupado por la relación entre la cultura y el impacto del conocimiento, la cooperación internacional, las relaciones internacionales, sintetiza en el artículo "¿Para cuando dejar el conocimiento?" la problemática de la situación investigativa, la producción del conocimiento y la realidad económico-social de los países con menores posibilidades de sobrevivir y de competir en los mercados económicos: la única posibilidad de competir y adecuarse a los acelerados cambios se da con la inversión en educación, investigación y producción del conocimiento.

6.Rafael Argullo es un catedrático español, filósofo y estudioso del arte. Ganador del 1 Premio de Ensayo Casa de las Américas. De una amplia producción crítica, tiene entre otras obras El cuatroccento y La atracci6n del abismo, además de novelas y poemas. En la educación sensorial pone en práctica su teoría de la escritura transversal, a través de la cual pretende demostrar la íntima relación que existe entre las ideas, y las sensaciones y la magia del aprendizaje dada p or el placer y la interpretación.

7.El anciano Adso de Melk cuenta sus aventuras juveniles aliado de fray Guillermo de Baskerville. Los dos viajeros van en pos de una investigación sobre una supuesta herejía que se presenta en un grupo de franciscanos, encontrándose con una biblioteca impresionante, junto a una serie de asesinatos que deben ser resueltos. En esta obra, Eco hace gala de su erudición para mostrar la vida monástica y su entorno en el siglo XIV.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Cervantes Saavedra M de. El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Barcelona: Editorial Ramón Sopena; 1960.

2. Zubiri X. ¿Qué es investigar? En: http://www.zubiri.org/ works/spanishworks/investigar.htm

3. Homero. La Odisea. Barcelona: Planeta; 1995.

4. Grimm. Blancanieves. Antología y traducción de Pedro Gálvez. Madrid: Alianza; 1998

5. Matsuura K. ¿Para cuándo dejar el conocimiento? En Lectu­ras Fin de semana. Bogotá: El Tiempo, sábado 14 de octubre de 2006

6. Sacks O. Un antropólogo en Marte. Barcelona: Editorial Ana­ grama; 2001.

7. Perrault C. Cuentos. Bogotá: Editorial Panamericana; 1996

8. Acosta MR. Wassily Kandinsky. Creador de mundos. Bogo­tá: Panamericana Editorial; 2006.

9. Moreno A. El aro y la trama. Episteme, modernidad y pueblo. Caracas: Centro de Investigaciones Populares (CIP); 1995. http://www.zubiri.org/works/spanishworks/investigar.htm[Consultada noviembre 8 de 2006).

10. Hawking S. A hombros de gigantes. Las grandes obras de la física y la astronomía. Barcelona: Crítica; 2004.

11. Argullol R. Una educación sensorial. Madrid: Casa de las Américas - Fondo de Cultura Económica; 2002

12. Mlodinow L. El Arco Iris de Feynman. Barcelona: Crítica; 2003.

13. Feynman RP. El placer de descubrir. Barcelona: Crítica; 2000

14. . Eco H. El nombre de la rosa. Barcelona: Ed. Lumen; 1980

15. Audozej. jeanAudoze y las alegrías del azar. Revista de la investigación europea. Disponible en http://ec.europea.eu/research/rtdinfo/47/print_article34335.es.html

16. Carroll L. Obras. Autores selectos. México: Grupo Editorial Tomo; 2003

17. Niño jA. Preguntarío. Bogotá: Tres Culturas Editores; 1994